martes, 6 de julio de 2010

Paseos por San Lorenzo (Episodio XXIX: Las calle Montero)

Desde la plaza de San Juan de Letrán, parte la calle conocida como Montero, que si bien alguno pudiera pensar que es nombrada así en honor a nuestros ilustres hermanos costaleros Juan y David, lo cierto es que ya se llamaba así desde mucho antes.

Desde la plazuela de San Juan de Letrán hasta la calle del Dormitorio de San Agustín está la del Montero, una de las mejores del barrio y que encontramos llamándose así en el siglo XIV, que es hasta donde hemos podido llevar nuestras pesquisas, sin hallar una explicación de su origen que nos convenza.
Quien dice que fue un Montero de Espinosa que vino a Córdoba y se estableció en aquel barrio, entonces uno de los más principales; quien que era el mejor monteador que se conocía, por lo que toda la aristocracia se servía de él para que la acompañase en las montarías, que antiguamente eran de gran importancia, porque estando sin desmontar muchos terrenos la caza mayor era abundantísima, tanto que los lobos eran temibles porque salían en bandadas a buscar el ganado, y en algunos sitios del término de Córdoba, Posadas y otros puntos de la sierra había muchos osos, que con los desmontes y la guerra que se les hacía han desaparecido.
Y por último, hay quien asegura, con visos de exactitud, que el Montero debió ser un fabricante o confeccionador de monteras, con que todos cubrían sus cabezas, pues es muy sabido que el uso del sombrero es moderno y no español, tanto, que los cordobeses, en los primeros que se pusieron, conservaron el pico de sus monteras, y de aquí el famoso sombrero de púa con que se les distingue en los cuadros de costumbres populares.
A su mediación está la calle del Cristo de los Velascos, familia noble de esta ciudad que tuvo allí una de sus casas; da comunicación a la del Cristo de San Rafael, y como a la mitad hay una calleja sin salida titulada de las Polacas, por la nacionalidad de unas mujeres que en ella vivieron.
También se ve en la calle del Montero, donde forma una plazuela con la salida de la de Rivas y Palma, una fuente de horrible figura dotada con paja y media de agua de la llamada de la Palma; lleva el nombre de la Mariblanca, que el corregidor que la hizo le puso en imitación de la tan célebre de Madrid. Esta calle está alcantarillada, siendo de creer que desaguara en el arroyo de San Lorenzo que, como en otro lugar diremos, era bastante profundo.

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