domingo, 4 de noviembre de 2012

Entrevistas de los Costaleros del Calvario. Juan Pedro Recio Lamata

Nuestro invitado de hoy, Juan Pedro Recio Lamata, es el autor de uno de los libros más leídos en Andalucía de los últimos meses. Y prueba de ello es el hecho de encontrarse en las librerías la tercera edición de “Las Cofradías de Sevilla en la II República”, título que ha cautivado a más de un miembro de esta cuadrilla. 

Las Cofradías de Sevilla en la II República. Juan Pedro Recio Lamata. Abec Editores.

Para quienes aún no conozcan a su autor, podríamos definir a Recio Lamata como un verdadero amante y estudioso de la Historia y la Semana Santa de Sevilla, donde nació en 1963. Cursó estudios primarios en los colegios de los Hermanos Maristas y Nuevo Liceo de dicha ciudad. Estudió bachillerato en el Instituto San Isidoro. Sus estudios universitarios de Graduado Social por la Universidad de Granada se vieron culminados con la memoria de fin de carrera “Gremios y cofradías en la ciudad de Sevilla”, obteniendo la máxima calificación. 

Casado y padre de dos hijos, es desde hace 27 años funcionario de la Administración Civil del Estado. 

Lector y estudioso de los asuntos relacionados con la Semana Santa de Sevilla, como ya hemos comentado, ha divulgado en el Boletín de las Cofradías de Sevilla y en publicaciones de varias hermandades, artículos de investigación y opinión de actualidad. Como ejemplos “ ;salidas extraordinarias de nuestras hermandades en el siglo XX“ o “Las ordenanzas de la Compañía de cargadores y Hermandad de la Estrella de 1566”, “Los caramelos de Hohenleiter”, aparte de otros artículos y trabajos relacionados con la II República y las hermandades sevillanas. 

Ha participado en charlas y conferencias en hermandades, abordando diversas temáticas: el 75 aniversario de la bendición del Cristo de la Salvación de la Hermandad de San Buenaventura, la Semana Santa de los años 30, Mesa redonda sobre capataces y costaleros, ciclo de conferencias “Los Miércoles del Buen Fin”, en esta Hermandad del Miércoles Santo, Siete siglos de Acción social en Andalucía, en la ciudad de Motril (Granada), invitado por el Aula de Pensamiento Francisco Javier de Burgos, participando igualmente en los actos del 175 aniversario del nacimiento de Gustavo Adolfo Bécquer con la ponencia “Bécquer y Soria”, dentro de los actos celebrados en la Fundación Valentín de Madariaga de Sevilla, bajo el título “Bécquer, tan cerca”, y en las jornadas cofrades de la Universidad de Huelva, con una ponencia bajo el título “Las cofradías de Sevilla en la II República”· 

Juan Pedro Recio Lamata. Foto: ABC de Sevilla

Participa activamente en varios medios de comunicación: colaborador y redactor de “Cíngulo y esparto”, programa de cofradías de ABC Punto Radio Sevilla, desde hace 6 años y columnista en www.pasionensevilla.com, aparte de colaborador ocasional del Boletín de las Cofradías de Sevilla, y el programa televisivo “Semana Santa de Sevilla” de Tele Sevilla. 

En el plano cofradiero, pertenece a las hermandades de El Museo, El Silencio, La Divina Pastora de las Almas de San Antonio de Padua y El Dulce Nombre, hermandad ésta en la que ha desempeñado puestos de responsabilidad en varias juntas de gobierno en los últimos 25 años.

Como última curiosidad podemos decir que esta entrevista se realizó durante el verano de 2012, siendo muchas de las preguntas realizadas a Juan Pedro Recio contestadas desde Argentina, por lo que agradecemos a nuestro invitado de hoy su amabilidad con Costaleros del Calvario al atendernos durante su viaje a tierras americanas.

1.- Juan Pedro, al tener su libro en la mano, cuesta creer que todo surgiera a raíz de un artículo sobre la ocultación de imágenes durante la II República. 

Surgió bastante antes de publicar el artículo. Una tarde de octubre de 2006, charlando con el amigo y periodista Víctor García-Rayo, éste mostraba su inquietud por conocer la verdadera historia de las ocultaciones de imágenes durante los difíciles años de la II República en Sevilla. Algunas de estas circunstancias eran conocidas. Otras no, y abundaban también las leyendas e historias que poco tenían que ver con lo que realmente ocurrió. 

Mostraba Víctor su pesar de que muchos de los testigos de aquellos avatares ya habían fallecido o eran ya personas longevas y un buen número de testimonios se estaban perdiendo para siempre. 

Aquella charla no tuvo repercusión inmediata, pero a los pocos días, casualmente releí en algún libro aspectos relacionados con la retirada del culto de imágenes y su posterior ocultación en un lugar seguro. 

Fue en ese momento cuando me propuse relacionar las ocultaciones de imágenes ya conocidas y tratar de averiguar algunas otras desconocidas por mí. Esto comenzó a modo de curiosidad y con la única finalidad de completar unos conocimientos propios bastante elementales sobre esta apasionante época. 

Poco a poco fui recopilando información de diferentes medios —libros y testimonios verbales principalmente—. Aquellos episodios de ocultaciones de imágenes y su retirada del culto me aportaron grandes dudas, y éstas trajeron aún más grandes preguntas: ¿Por qué se llegó a esta situación?, ¿Quiénes se proponían destruir patrimonios artísticos, culturales, históricos y también, cómo no, devocionales? ¿Cómo era la Sevilla de la época? ¿Cómo eran las hermandades y cofradías entonces? ¿Cómo era la Semana Santa de Sevilla y cómo eran sus señas de identidad: música, pasos, saetas, itinerarios, cortejos, capataces y costaleros…? 

Recreación del manto rojo de la Macarena, según el blog  Cuestión de Cofradías

Esa necesidad de responder a mis propias preguntas, me llevaron a leer, estudiar, indagar y sobre todo a tratar de conocer unos años y unas circunstancias con muchas sombras y —a priori— con pocas luces. 

El artículo sobre las ocultaciones, fue el remate a estos cuatro años de trabajo —duro pero enriquecedor—, y salió publicado en el Boletín de las Cofradías de Sevilla en julio y agosto de 2010, cuando el libro ya estaba en fase de maquetación. 

2.- En la bibliografía del libro podemos encontrar consultas a 5 periódicos, 6 revistas, 20 boletines y casi 60 libros diferentes. ¿Por dónde se comienza a buscar ingente cantidad de información? 

La información contenida en libros y otras publicaciones (boletines de hermandades, Boletín de las Cofradías de Sevilla, etc.) fueron la base. A estas importantes fuentes de información les fui sumando otros libros específicos de historia de Sevilla, de la época de la II República tanto en Sevilla como en el resto de España. Sin olvidar por supuesto a dos publicaciones importantísimas, por la pluma que las escribieron y por los años en que vieron la luz: “Estudio de los edificios religiosos y objetos de culto de la ciudad de Sevilla, saqueados y destruidos por los marxistas”, obra de Hernández Díaz y Sancho Corbacho (1936) y “La persecución religiosa en la Archidiócesis de Sevilla (1938) de D. Antonio Tineo Lara y D. José Sebastián y Bandarán”. 

La tercera fuente de información, de suma importancia, fue la Hemeroteca Municipal de Sevilla, donde se conserva abundante prensa escrita de la época, y que en la medida de lo posible, cubrió las lagunas y los vacíos hallados en los archivos de hermandades que pude consultar y en los que lamentablemente se perdieron no sólo en aquellos años, también en las riadas, y a causa de la mala conservación y en ocasiones, a la baja preocupación en otras épocas por los “papeles viejos”. 

Revistas, programas cofradieros y fotografías de diversos fondos —hermandades, ABC, El Correo de Andalucía, D. Víctor José González Ramallo y de otras personas—, complementaron la obra. 

Los testimonios orales fueron la fuente no escrita; la voz de la memoria. Hay que destacar que en las actas y documentos de aquellos años casi no se reseñaban las importantísimas decisiones que se adoptaban —casi de manera clandestina—, y sobre todo hay testimonios desgarradores de personas con las que tuve el honor de hablar, y quienes me transmitieron circunstancias vividas en primera persona o bien tradiciones orales atesoradas en sus familias. 

Alfonso XIII en la tribuna de la plaza de San Francisco Jueves Santo 1906. Fuente: Blog La Gente Buena

3.- Y sobre todo, ¿Cómo se clasifica? 

Se clasifica con mucho tacto, intentando no obviar ningún dato por insignificante que parezca. La información la iba agrupando en diferentes apartados—en un principio el libro tenía 32 capítulos, que se vieron resumidos a los 24 finales—. 

Paralelamente iba incorporando todos los datos a una cronología de cada una de las hermandades con las circunstancias propias de cada una de ellas. Esta última base de datos me resultó muy útil. 

4.- Con toda la información tratada y el tiempo dedicado a su elaboración (cerca de 4 años), este título podría suponer una tesis doctoral. 

Si, es cierto. La verdad es que si al comienzo de todo esto llego a saber el trabajo que suponía, quizá no me hubiera embarcado en esta iniciativa.

5.- A parte del “Estudio de los edificios religiosos y objetos de culto de la ciudad de Sevilla, saqueados y destruidos por los marxistas”, obra de Hernández Díaz y Sancho Corbacho de 1936, citado anteriormente, no encontramos en su biografía ningún título que ofrezca una visión tan amplia de lo ocurrido en Sevilla, desde un prisma religioso y/o cofrade. ¿Hacía falta escribir un libro como este? ¿Por qué se ha tardado tanto en hacerlo? 

El libro al que haces referencia es muy clarificador. Durante años, los sucesos de la II República tenían una respuesta oficial muy clara: la culpa era de los otros. En 1982 el catedrático de Antropología D. Isidoro Moreno descorrió las cortinas que tapaban muchas mentiras sobre aquellos años. Otros autores como Nicolás Salas o José Manuel Macarro Lora han abordado magistralmente el devenir de la II República y la Guerra Civil en Sevilla, pero no existía una publicación específica sobre cofradías en esta importante y a la vez devastadora época. 

No sé por qué se ha tardado tanto tiempo en escribir un libro como éste. Es complicado afrontar una monografía donde religiosidad popular, historia, política y memoria vayan unidas y no revueltas. Me propuse presentar un libro de cofradías, en el que política, ideologías y conflictos sociales fueran sólo el escenario de las hermandades y cofradías de Sevilla en aquellos años. 

Antonio Castillo Lastrucci. Imaginero clave de la Semana Santa de Sevilla  en la 1ª mitad del S XX
6.- Usted mismo ha declarado que “Las Cofradías de Sevilla durante la II República” es solamente un libro de cofradías. Pudiera haber quien entendiera que es algo más, pues representa una auténtica clase magistral de historia, con apuntes de arte o política. 

Reitero que mi única intención era y es estudiar y analizar la vida de las hermandades en los años 30 del pasado siglo. Igualmente interesante hubiera sido estudiar con profundidad algunas décadas del siglo XIX, el fin del Barroco o quizá los oscuros orígenes de la Semana Santa en Sevilla, pero esta época aparentemente lejana en el tiempo pero cercana en nuestra historia llegó a apasionarme y por eso le dediqué mi esfuerzo. 

7.- Durante el siglo XIX y principios del XX la situación política en España es verdaderamente convulsa, con 6 reyes distintos, regencias, una primera república con hasta 5 presidentes distintos, exilios, guerras carlistas, la pérdida de las últimas colonias o los continuos incidentes durante el reinado de Alfonso XIII. ¿Pudieran muchos de los hechos descritos en su libro tener su origen en heridas anteriores no cicatrizadas? 

Evidentemente la II República no llega por casualidad; las revoluciones ideológicas, los vaivenes políticos y las corrientes anticlericales del siglo XIX, incidieron de manera notable en el devenir del siglo XX. 

8.- Por cierto, uno de los acontecimientos que también cubrió Sevilla de ataques al patrimonio religioso, respetando las diferencias, fue la ocupación de la ciudad por las tropas francesas (1810-1812). Sin embargo en aquellos años la historia habla de ataques al patrimonio por motivos estratégicos, pero no tanto por motivos meramente religiosos o antirreligiosos, como ocurriría durante la II República. 

Es así. Durante la invasión francesa, el expolio de obras de arte, joyas y recintos religiosos obedecían a otras causas: apropiación de bienes artísticos, adaptación de iglesias y conventos a cuarteles, oficinas, cuadras y almacenes… En cambio en algunos momentos de la II República y en la Guerra Civil, este destrozo se debió al anticlericalismo que situaba a la Iglesia próxima a la Monarquía y junto a clases sociales alejadas de los más humildes. 

Los franceses destruyeron muchas obras de arte por simple desconocimiento o para cubrir necesidades básicas. Llegaron en febrero y el frío les indujo a quemar obras de arte (retablos, mobiliario, etc.) para calentarse. Muchas de las obras expoliadas en aquella invasión, aún se conservan, aunque lejos de Sevilla. 

9.- Su libro narra unos años verdaderamente atroces para el patrimonio y la vida de las cofradías de Sevilla. Sin embargo, los años inmediatamente anteriores a los narrados están repletos de nombres importantísimos en la Semana Santa de Sevilla (y Andalucía), aún hoy considerados como referentes en sus respectivas facetas, tales como Juan Manuel Rodríguez Ojeda, Antonio Castillo Lastrucci o Manuel López Farfán. 

La década de los años 20 fue sin lugar a dudas la época artística más fecunda de todo el siglo XX. Artistas como Font de Anta, López Farfán, Castillo Lastrucci, Seco Imberg o Juan Manuel Rodríguez Ojeda dotaron a la Semana Santa de Sevilla de muchas de sus actuales señas de identidad. Nuevas hermandades, refundaciones de otras antiguas, recuperación de imágenes de gran valor histórico- artístico y un vasto patrimonio —orfebrería, talla, bordado, música— fueron la herencia de aquellos años donde otro activo de Sevilla, el turismo, emergía al reclamo de la Exposición Iberoamericana de 1929 y también, por supuesto atraído por sus fiestas de primavera: La Semana Santa y la Feria de Abril. 

Canasto de la Hermandad de San Roque (1923). Foto: Blog Los Termos Gordos

10.- Los pasos del Cristo de la Salud de la Candelaria (1923), La Cena (1928) y Los Gitanos (1929), el canasto del paso de San Roque (1929), o el manto bordado (1930) y el palio rojo (1931) de La Macarena son ejemplos de estrenos muy importantes celebrados durante los años precedentes. ¿Qué hubiera sido de la Semana Santa de Sevilla de no haber sufrido el parón patrimonial de los años 30? 

Es difícil saberlo. Quizá el auge de los años 20 se ralentizara. La finalización de la Exposición y la crisis económica hubieran sido factores determinantes para que nuevos proyectos vieran la luz. Quizá algunos de los avatares de final de la década de los 30 o principios de los 40 se hubieran adelantado: refundación de hermandades extinguidas o creación de nuevas corporaciones, por poner ejemplos. 

Haciendo un poco de ciencia-ficción cofradiera, pudiera ser que se hubieran reorganizado alguna de las hermandades extinguidas o que algunas nuevas hubieran visto la luz antes de su aparición —Vera Cruz, Jesús Despojado—. 

También hay que pensar que muchas de las joyas que poseen las cofradías de Sevilla en la actualidad son la consecuencia directa de la destrucción de aquellos años. Imágenes que reemplazaron a las que se perdieron —San Roque, La Hiniesta, Los Gitanos, San Bernardo, La O, Jesús Despojado…—, pasos —Desprecio de Herodes—, insignias —Amargura—, bordados, orfebrería…

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