Explica Isidoro Moreno Navarro en su obra "Las Hermandades Andaluzas. Una aproximación desde la antropoligía", cómo cualquier andaluz que haya emigrado fuera de nuestra comunidad puede llegar a hacer coincidir su periodo vacacional con las fiestas patronales de su pueblo/ciudad, portar la imagen de SU patrón/patrona, e incluso proponerse como hermano mayor/cofrade mayor (o el término que en cada lugar se utilice) aún y cuando la designación conlleve un desembolso económico grande (en algunos lugares de Andalucía este cargo lleva consigo invitaciones al resto de hermanos o del pueblo).
Y todo ello, como decía al principio, promovido por un antiguo vecino de un pueblo que desde su niñez tan sólo "pisa" en verano, en chanclas y pantalón corto por la "caló" que se gasta en nuestra tierra por estas fechas. Ese mismo vecino que tal vez no entre en una iglesia mientras que no pisa tierra andaluza (en su lugar de residencia no le da tiempo), que tal vez no rece por las noches para agradecer su prosperidad (aunque sea en tierra foránea) y que casi con total seguridad nunca ha escuchado marchas en el coche en su primer día de vacaciones en su camino a Andalucía.