jueves, 31 de marzo de 2016

De esfuerzos que no lo son y la Hermandad del Nazareno

Hubo un momento en el que no todas las hermandades de Córdoba hacían Estación de Penitencia en la Santa Iglesia Catedral. Y desgraciadamente ese momento fue tan reciente, que pensamos que siempre fue así, cuando en realidad nunca lo fue.

Paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno en 1976
Las imposiciones crean siempre, para bien o para mal, rechazos. Y el no dirigir las cruces de guía hacia la Puerta de Santa Catalina (la puerta cofrade durante siglos, con el permiso de la Puerta del Perdón) no fue sino la reacción (¿natural?) a un decreto, el de Trevilla, que pretendía imponer a las diferentes hermandades lo que éstas ya realizaban voluntariamente; hacer Estación en el número 1 del barrio de Santa María. Todo esto sin olvidar, por supuesto, la prohibición de procesionar fuera de la oficial e incluso para aquellas imágenes o alegorías no enumeradas en su infausto artículo 4º.

Sin embargo, y pese a todos los inconvenientes, las devociones se imponen y hermandades como la del Nazareno consiguen resurgir de sus propias cenizas, consiguiendo la aprobación de sus reglas por la propia Reina Isabel II (a través de una Real Cédula de fecha 20 de noviembre de 1857). Este hecho provocará que en la Semana Santa de 1858 dicha hermandad se atreva, pionera en Córdoba, a organizar una salida propia, independientemente de la oficial aunque sin renunciar a su privilegio de participar en esta última.

De esta manera y a partir de las cinco y media de la madrugada del Viernes Santo 2 de abril de 1858, la Cofradía de Jesús Nazareno y San Bartolomé abrió las puertas de la por entonces conocida como iglesia de Jesús, para llevar a sus cinco imágenes titulares hasta la Catedral (Jesús Nazareno, Nuestra Señora de la Soledad, San Juan, Magdalena y Verónica) siguiendo la siguiente carrera: iglesia de Jesús, San Agustín, Beatilla, Rejas de Don Gome, Fuenseca, Carnicerías, Zapatería, Arco Real, Letrados, Compañía, Santa Victoria, Santa Ana, Pedregosa, Baño, Catedral por la Puerta de Santa Catalina, Puerta del Perdón, Torrijos, Carrera del Puente, Pescadería, San Fernando, Librería, Ayuntamiento, San Pablo, Realejo, Lodo, Buen Suceso y a la referida Iglesia.

La primera parte de tan especial Semana Santa para la Hermandad del Nazareno se verificó con éxito, quedando la parte más dura. Como ya he comentado la cofradía continuaría participando en la procesión oficial del Santo Entierro en 1858 (volvería a hacerlo en 1863 y 1939), lo que le obligaba a unirse al resto de participantes (Huerto, Amarrado, Jesús Crucificado, Sepulcro y Dolores) en la parroquia del Salvador a las 15.30 horas; lo que conllevó salir de su sede al menos con una hora de antelación. 

Paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno durante su Estación de Penitencia en la S.I.C. en 1992
El itinerario de la procesión del Viernes Santo, como de costumbre, fue: Compañía, Santa Victoria, Santa Ana, Pedregosa, Baño, Caño Gordo a la Catedral por la Puerta de Santa Catalina, Puerta del Perdón, Calle de la Torre, Iglesia, Carrera del Puente, San Fernando, Librería, Ayuntamiento, Zapatería, Arco Real, Letrados e iglesia del Salvador.

El esfuerzo fue, como podemos comprobar, extraordinario, si bien no se entendía organizar una salida procesional sin hacer Estación en la Santa Iglesia Catedral. Tanto es así que el Viernes Santo 22 de marzo de 1859 la hermandad decidió ceder su lugar en la procesión oficial a la imagen de Nuestro Padre Jesús del Calvario, centrándose tan sólo en la organización de la procesión propia de esa misma madrugada en la que, como curiosidad podemos recordar que, la entrada a la Catedral se produjo por la Puerta del Perdón para abandonar el templo por Santa Catalina.


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