martes, 26 de abril de 2016

De recuerdos perpetuados en el nomenclátor de la ciudad

ABC publicaba ayer una noticia titulada "Rafael Orozco, fuego en el piano", en el que se recordaba la figura del magnífico pianista cordobés coincidiendo con el 20 aniversario de su muerte. 

Orozco Flores (1946-1996), quien se acercó al piano de la mano de su tía Carmen Flores, consiguió pronto el reconocimiento internacional por hacerse con primeros premios en diferentes certámenes y concursos europeos, comenzando una carrera meteórica que le llevaría a trabajar con personalidades como Herbert von Karajan o Carlo Maria Giulini.

Fachada del Conservatorio Superior de Música "Rafael Orozco" de Córdoba
Fue solista en orquestas de todo el mundo como las de Berlín, Cleveland, Chicago, Filadelfia, Londres, Los Ángeles, Nueva York, París, consiguiendo, entre otros muchos reconocimientos, la medalla de oro de su ciudad natal en 1986. Hoy, a pesar de que el Conservatorio Superior de Música de Córdoba lleva su nombre, se lucha contra la descatalogación de parte de sus grabaciones a pesar de la dificultad técnica y alto nivel de las mismas.

Un siglo antes del nacimiento de Rafael Orozco, nacía en Córdoba Antonio Fernández Grilo, extraordinario poeta capaz de componer una oda al mar, digna de reconocimiento a nivel nacional, sin tan siquiera haberse acercado a la costa. Francisco P. Blanco lo definió como "ingenio cordobés en toda la extensión de la frase, poeta por temperamento, por educación, por hábito o segunda naturaleza, que remonta el vuelo de su numen a alturas inaccesibles y se somete con docilidad a todos sus caprichos"

El poeta de "Las Ermitas de Córdoba" fue igualado, por algunos autores, tan sólo por autores como Zorrilla, consiguiendo que la propia Reina Isabel II le publicara el libro "Ideales" y que su hijo Alfonso XII se supiera de memoria algunas de sus estrofas.

Monumento a Antonio Fernández Grilo en las Ermitas de Córdoba
Periodista de profesión, trabajó para diferentes redacciones como las de El Contemporáneo, La Libertad, El Tiempo, El Debate o Arco Iris, entre otros. Miembro de la Real Academia de la Lengua (su fallecimiento le impidió tomar posesión), fue querido por el pueblo por carácter simpático y mundano, según nos recuerda el también periodista cordobés Ricardo de Montis.

Fernández Grilo cuenta en su ciudad natal con el reconocimiento de un monumento en las Ermitas, así como con una calle en el centro de Córdoba, recuerdo su figura y su talento literario.

Hace tan sólo algunos días me preguntaba a través de las redes sociales para qué serviría a una ciudad rotular calles (y por extensión conservatorios o cualquier otro espacio público) con el nombre de ciertos ciudadanos y vecinos. El motivo tal vez se encuentre en alguno de los párrafos anteriores.



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